—III→
«Poned atención:
un corazón solitario
no
es un corazón»
Pasaste tu infancia en un patio de Sevilla
y en un tren de madera recorriste Castilla.
En tus venas
no había sangre jacobina,
pero cantaste como nadie
al olmo de la colina.
Adorabas la hermosura y eras hombre
bueno.
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¡Y cuánto admirabas a Soria y al Duero!
Siempre ligero de equipaje,
de maleta tus versos viaje
a viaje.
Todo pasa, todo queda y lo tuyo fue pasar;
pero dejaste mil versos para poderlos cantar.
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Eras
niño que soñabas con caballos de cartón;
no es un sueño, que hoy los niños conocen
a tu bufón.
Españolito, Machado, España
tu verso oyó,
y gracias a tu llamada de su sueño
despertó.
Félix Gil
—V→Cuando veo una estrella
pienso que es bella,
pienso que tú la viste.
Cuando veo una paloma
pienso que vive en una
loma,
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pienso que tú la viste.
Cuando
veo el mar
pienso en navegar,
pienso que tú
lo viste.
Cuando veo todo esto,
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tan bello...
Me recuerda a una estrella,
tan extensa.
Me recuerda
a una paloma,
tan azul.
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Me recuerda al mar.
Cuando pienso que tú lo viste,
me pongo triste
y vuelvo a empezar.
Fernando Martín
—VI→Cuando la noche oscura y triste
te ve durmiendo en tus suaves sábanas,
recuerda
con gran tristeza aquellos días de verdad.
Días de niñez, de una niñez desentrenada,
días que van pasando, que vas madurando
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y que
sin darte cuenta, vas cambiando.
Los pájaros
van cantando una suave melodía,
te despiertas al
amanecer con sus lindas cancioncillas,
y te reciben con
un cordial saludo, de empezar un nuevo día.
La soledad se pierde con el griterío de los niños,
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te invade el corazón una gran sensación
de alegría,
y ella en cambio se enfada, quejándose
de que no la miras.
La felicidad sonríe
y se siente muy orgullosa,
pues te ha invadido el cuerpo
sin que te dieras cuenta
y muy contenta le intenta dar
celos a la soledad.
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La soledad lo ha intentado
pero nunca la ha ganado.
¿Cómo va a ganar a la
felicidad? Si en una niñez de caramelo
y de pan
todo es vida y todo es jugar.
Pero vas creciendo
más y cada día más deprisa,
no te
das cuenta de las cosas que vas aprendiendo,
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y en un
momento dado: ¡zas! diste el salto sin parar.
Cuando
la noche oscura y triste
te ve durmiendo en tus suaves
sábanas,
recuerda con gran tristeza aquellos días
de verdad.
María de la O Rodríguez
—VII→ —VIII→Antonio Machado,
con tu sonrisa en los labios,
con tu sabiduría
en el papel;
nos has hecho saber
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lo que nadie sabía.
Tus grandes obras
nos hacen sentir
alegría,
tristeza y amor.
Con «Soledades»
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comienza tu grandiosa
obra.
¿Con cuál ha de acabar?
Tu nacimiento
hace ya más de un siglo,
y la muerte
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que
sin ti nos ha dejado,
tuvo que llegar
en mil novecientos
treinta y nueve.
Entre las obras
que dejaste:
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«Galerías»,
«Campos de Castilla»,
«Nuevas Canciones»
y «La guerra».
Más, esta poesía
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me gustaría que escuchases,
no es como las tuyas
pero está dedicada
a alguien muy grande.
Irene Díaz
—IX→Apenado, pero con la cabeza alta,
va a una tierra no deseada.
Piensa en su tierra
natal,
en la gente que dejó atrás.
En
los árboles, en los amigos,
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en los pobres y en
los mendigos.
Pero en el camino,
se pierde su
destino...
¡Ay! amigo.
¿Adónde irás?
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Si subes, monte.
Si bajas, mar.
Pero si te quedas,
seguro que morirás...
¿Adónde irás?
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Ya has llegado a tu meta,
ya no existe un
camino de vuelta.
Pero en el camino,
se pierde
tu destino...
¡Ay! amigo.
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José Ángel Esteban
—X→Busto en bronce por Pablo Serrano
—XI→A Antonio Machado
Tus ojos eran versos
cuando llegaba la tarde,
tus labios un poema
en la
leña que arde.
Tus manos un rosario
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que duerme por las noches,
tus dedos las estrellas
que acarician sin reproche.
Tu imaginación,
metáforas
para un poema nuevo;
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tus palabras
eran sueños
de un niño pequeño.
Tu corazón ha seguido
el compás
de esta historia
que dejaste atrás aquel día
de tu vida.
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Tu vida era el poema
que tú
siempre buscabas,
que ahora con rima asonante
navega
bajo el agua.
Arancha Serna
—XII→(Sevilla, 1875 - Collire. Francia 1939)